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La siguiente es una detallada reseña de la obra fundamental de Martin Heidegger, traducida por José Gaos y reeditada por el FCE con prólogo del filósofo Ricardo Horneffer.

Héctor Aparicio
Milenio - 13 de julio de 2027

Exaltado por las palabras de Xavier Villaurrutia sobre la naturaleza de su poética, un veinteañero José Luis Martínez prorrumpía “¡Heidegger!” justo cuando el vate terminaba de hablar acerca de la muerte y la angustia en su propia poesía. Después, con tranquilidad, Villaurrutia aclaraba para la entrevista en el número dos de Tierra Nueva que cada poeta descubre su filósofo y él lo había encontrado en el pensador alemán, pero el tono y sentido de su poesía, dijo, no lo halló tan fácilmente. La conversación entre el escritor y el crítico es significativa si se repara en la fecha: 1940, es decir, trece años posteriores a la aparición de El Ser y el Tiempo, la obra fundamental de Martin Heidegger, y once años antes de que se publicara la traducción al español de José Gaos. Es más significativa si pensamos que hoy en día el teutón es un referente en la cultura mexicana por dos razones: apenas se recobró una traducción la obra heideggeriana Desde la experiencia del pensamiento hecha por el mismo transterrado, reseñada en el suplemento Laberinto, y porque apenas hace dos años el Fondo de Cultura Económica reeditó la versión de Gaos con un prólogo del filósofo Ricardo Horneffer, la cual revisaré a continuación.

¿Qué decir de esta nueva edición? Sin duda hace asequible, con enmiendas y correcciones, la traducción de una obra valiosa para el contexto hispanohablante. Heidegger alimentó y alimenta tanto la filosofía como la literatura en lengua española, en especial con la traducción de Gaos. Para el caso específico de México, llegó a su cenit con el grupo Hiperión y con escritores estelares como el mismo Villaurrutia, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Alí Chumacero, por mencionar a algunos. Aunque todos ellos son el último empuje de olas previas y antes de aclarar todo esto es oportuno hablar rápidamente de la filosofía heideggeriana. Lo fundamental de El Ser y el Tiempo era que toda la filosofía, desde luego la occidental, había olvidado el ser y era necesario intentar nuevas vías para, siquiera, intuirlo. Tales caminos no eran las clásicas propuestas del conocimiento donde hay un objeto conocido por un sujeto. Más bien el hombre, es decir, el dasein (ser-ahí en castellano), un ente, pues, se da cuenta de la diferencia entre el ser y el ente, diferencia ontológica, a la cual uno llega por medio de la angustia que genera la muerte; es darnos cuenta de nuestro propio y único fin, de la nada y el ser. Hasta aquí el pensamiento heideggeriano. Claro, esta breve explicación es más puntual en el “Prólogo” de Horneffer y el lector puede revisarla

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