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Blas Salmerón
Todo Literatura - 24 de noviembre de 2024

La visión y el enfoque que presenta "La meditación soleada", el nuevo libro de Juan Arnau ofrecen una forma de relacionarse con el mundo. Se basa en la concepción de que el cosmos representa una mente ampliada y que la materia se entiende como una experiencia mental. En este contexto, la mente no se limita al cerebro, sino que abarca la percepción, la memoria, el deseo y el lenguaje.Estos cuatro elementos constituyen la base del mundo desde la perspectiva del empirista radical. La exploración comienza en el momento en que se percibe, se recuerda y se desea, utilizando un lenguaje heredado que facilita la comprensión de la identidad propia. El empirismo radical se aleja de cualquier tipo de genealogía o explicación acerca de las causas que nos han llevado hasta este punto (ya sean big-bangs, neolíticos, karmas o ADNs). Reconoce que somos una flecha en movimiento y busca esclarecer hacia dónde nos dirigimos.La meditación soleada representa una forma de cultura mental, ofreciendo modos y estrategias para orientarse en la mente del mundo y navegar a través de ella. Este libro se presenta como una metafísica compacta, resultado de años de investigación que integran las ideas de los presocráticos, la fenomenología, el sufismo, el budismo, el vedanta y la filosofía de la ciencia. A partir de esta fusión, se posibilitan ciertas intuiciones.

Una fuerza que nos atraviesa es la percepción. A través de nosotros, otro percibe cuando tenemos esa capacidad de notar. El origen es ese otro. Al estar atentos a algo y darnos cuenta de que estamos percibiendo, conectamos con el origen. La atención se convierte en una forma de viajar hacia él. De esta manera, la conciencia original vive el mundo.

La incapacidad de vivir el presente se manifiesta en nuestra obsesión por una existencia sin fin. No se trata de un tema relacionado con el tiempo; lo eterno es un eje vertical que intersecta con el tiempo horizontal. Cada vez que hacemos presente el origen, lo convocamos. En nosotros, lo eterno se manifiesta como el ahora, no como algo que llegará después de la muerte.

La experiencia pura es el Ser, una vivencia que se comparte con el origen.

«Este es el libro más importante que escrito. Una visión del mundo y un modo de estar en el mundo. Percibe el cosmos como una mente extendida y considera la materia como una experiencia mental. La mente no es aquí el cerebro, sino la experiencia de la percepción, la memoria, el deseo y el lenguaje. Estos son los cuatro componentes del mundo para el empirista radical, para quien el Ser es experiencia pura. Toda su indagación se inicia ahora, cuando percibe, recuerda y desea, mediante un lenguaje heredado que le ayuda a entender su identidad. El empirismo radical se distancia de cualquier tipo de genealogía o explicación sobre las causas que nos han traído hasta aquí (big-bangs, neolíticos, karmas o ADNs). Acepta el hecho de que somos una flecha en movimiento y trata de dilucidar adónde nos dirigimos. Este libro es una metafísica de bolsillo. La síntesis de años de investigación en la que concurren los presocráticos, la filosofía occidental, el sufismo, el budismo, el vedanta y la filosofía de la ciencia», nos explica el autor valenciano.

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