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"La filosofía me lo ha dado todo y, por lo tanto, me lo ha quitado todo"
El tan prestigioso como controvertido pensador Gabriel Albiac toma hoy posesión como académico correspondiente en Madrid de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo con un discurso sobre cómo el paso del tiempo, cargar con la memoria y con la muerte, es lo que nos permite crear.

Nacho Agote
La Opinión de Málaga - 20 de noviembre de 2024

El filósofo y escritor Gabriel Albiac tomará posesión como académico correspondiente en Madrid de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo esta tarde, en el Palacio de la Aduana, a partir de las 19.00 horas. Antes, charlamos con él sobre su adolescencia malagueña, la filosofía, la lectura, la verdad y muchos más asuntos.

Usted es de Utiel, una de las localidades arrasadas por la Dana... 

Sí, viví ahí hasta los 10 años. Ver las imágenes de los sitios en los que has jugado de niño convertidos en un inmenso cenagal es algo que te sobrecoge, y al mismo tiempo te dispara la memoria hacia tiempos y acontecimientos que, de algún modo, se habían quedado enterrados.

Suele comentar que su vida trashumante por el trabajo de su madre, maestra de escuela, le impidió echar raíces. ¿Se vive más cómodo sin raíces?

No. Es una dificultad frente a la cual tienes dos opciones: o sucumbir a ella o, por el contrario, aplicar lo que decía Nietzsche, que lo que no te mata te hace más fuerte. Al final, ese nomadismo familiar te hace entender muchas cosas; sobre todo, que todos los pequeños provincialismos son una colección de tonterías. Toda esta locura de nacionalismos y de fervores locales está destruyendo literalmente el país, y es algo que más que enfadarme me resulta incomprensible. Yo amo ciudades concretas, lugares que he habitado, pero pretender que eso se convierta en una especie de fortaleza frente a todo lo demás, una especie de temor a lo otro, es una renuncia a la libertad, algo a lo que debes enfrentarte si no quieres estar acabado. 

¿Y cree que hay una relación entre estas mentalidades de nacionalismos y la ausencia de lectura?

Absolutamente. Hace falta ser un perfecto ignorante para pensar que uno vive en el ombligo del mundo, en lo exquisito y lo inmejorable. Lo exquisito y lo inmejorable no existe. Cada lugar y cada tiempo tienen sus encantos, sus errores y sus aburrimientos. Hay que saber encontrar los sitios. 

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