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Pensar a fondo

Nerliny Caruci
Últimas Noticias - 10 de mayo ed 2023

«A ese cuento le falta un pedazo». No recuerdo de quién es esa frase. La he oído y repetido tanto, que, como decía Gabo, a lo mejor, termine creyendo que es mía. Por cinco siglos, hemos escuchado un metarrelato —socialmente compartido, de significancia práctica y existencial— que, hoy, se cae a pedazos. En medio de la actual crisis civilizatoria, también conocida como una crisis de racionalidad, tenemos el reto de poner en cuestión lo que nos ha traído a este resquebrajamiento que tiene en jaque la vida.

El sentido común hegemónico, que funciona como matriz explicativa de la complejidad del mundo, no tiene respuestas ni recursos para superar las contradicciones de hoy. El dilema es: ¿cómo visibilizar aquello que está encubierto? ¿Cómo descubrir aquello que no está dicho en esa gran narrativa histórica euro-nortemericanocéntrica que hemos normalizado como verdad? Esta columna quiere subrayar ese reto; porque la promoción entusiasta del llamado «pensamiento crítico» muchas veces se queda atrapada al interior de la cosmología del proyecto moderno/colonial, a pesar de la retórica de apoyar transformaciones y revoluciones.

Esta falta de reflexividad crítica no es nueva. Ya, a mediados del siglo XX, en Europa, Heidegger alertaba que lo más grave de la generación de entonces era que no pensaba lo que merecía pensarse. En opinión de Heidegger —uno de los mayores exponentes de la racionalidad moderna—, la filosofía de su época había perdido la capacidad de pensar. Peor aún: ¡ni siquiera se daba cuenta de que ya no pensaba! Sobre esta inconsciencia total, ahonda el filósofo boliviano Juan José Bautista Segales en su libro ¿Qué significa pensar ‘desde’ América Latina? Para este maestro decolonial, la mayor tragedia de la modernidad es que, poco a poco, ha desaparecido el pensar. La razón calculadora (o sea, la matemática, la instrumental; la que ha desarrollado con bastante éxito la ciencia y la tecnología moderna) desplaza el pensar, porque cuantifica y describe únicamente una dimensión de la realidad, aquella que se somete a la sola cuantificación y, «cuando la razón confunde esta dimensión de la realidad con toda la realidad, entonces no solo reduce la realidad, sino que también reduce y empobrece la razón y la humanidad». Solo lo grave es lo que da que pensar, alerta Juan José. Pero… hace rato que no pensamos los grandes problemas de nuestro tiempo, en su debida radicalidad.

En la encrucijada de hoy, no solo tenemos la responsabilidad de pensar lo que estamos viviendo en el planeta, sino pensar el propio pensar; porque, como diría uno de los grandes ideólogos caribeños de la descolonización, Frantz Fanon, «una civilización que cierra los ojos ante los problemas es una civilización enferma».  

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