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'Elogio de la filosofía' busca zaherir cualquier mitología, preguntar antes que contestar, y volver a vivir desde la incertidumbre como principio rector de la razón.

Julio Tovar
Voz Pópuli - 7 de noviembre de 2023

Para los entendidos, retorna el mejor Albiac (Utiel, 1950): la apisonadora jansenista que ejerce de inevitable esfinge de las supercherías de un país donde la religión “es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere” (Valle dixit). Este excelente Elogio de la filosofía (La Esfera de los Libros, 2023) busca zaherir cualquier mitología, preguntar antes que contestar, y volver a vivir desde la incertidumbre como principio rector de la razón.

Pregunta. Los primeros capítulos inciden en la filosofía como juego ¿Cuándo te das cuenta de esta paradoja?

Respuesta. No, no es una paradoja. Está en los clásicos del estilo de la filosofía; aparece la fórmula exactamente en las páginas finales del Fedro de Platón. Cuando este, interpelando a Fedro, dice que “aquellos que se toman lo que escriben como una cosa seria, nosotros los consideraremos una panda de idiotas” ¿Por qué? Porque la filosofía, a diferencia de otras disciplinas más científicas no proporciona nunca respuestas, sino que lo que trata es de introducir preguntas allá donde se finge estar dándonos respuestas. El principio básico de un filósofo, desde Heráclito, es que allá donde se nos da una respuesta se está ocultando siempre una pregunta o más bien una red superpuesta de preguntas.

P. ¿Fueron los griegos los primeros en ver esta disciplina como el arte de la paradoja? Es decir, no buscar respuestas sino preguntas y llevar estas a la contradicción de donde nace cierta inmanencia 

R. Sin duda de ningún tipo, porque la filosofía es -Platón lo define así- una segunda navegación. 

P. Los diálogos de Platón son esencialmente un sistema de contradicciones…

R. Esto está en la esencia del espíritu griego: la invención de un género literario específico de ese clasicismo que es la tragedia. Y esta, a fin de cuentas, no es más que eso: el planteamiento de los conflictos insolubles, la puesta en escena de aquello que no tiene solución porque todas las soluciones son malas.  Platón lo que hace es tomar ese ámbito de la tragedia y centrarse en ese problema irresoluble. En realidad, si vamos a la Prehistoria, también habría que tomar como punto de partida al Heráclito que dice “que toda cosa es simultáneamente ser y no ser”

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